Estamos a poco menos de un mes de que el actual gobierno de la autollamada "Cuarta Transformación” cumpla dos años de haber asumido el poder. Dos años en los que un día sí y otro también, el inquilino de Palacio Nacional sale al pulpito de las mañanera a gritar que ellos no son iguales a los anteriores gobiernos "neoliberales&rdquo, que ellos son diferentes porque su gobierno es el gobierno de la gente pobre, e incluso, habría que recordar que en su toma de protesta como presidente de México, López Obrador en su mensaje a la nación sentenció: "le vamos a dar prioridad a los vulnerables y a los desposeídos, por el bien de todos, primero los pobres”. Estamos cerca de cumplir dos años ya de que el actual gobierno "diferente” encabezado por un personaje que en toda su vida política ha utilizado como su sello principal "la lucha a favor de los pobres&rdquo, pero que en los hechos la realidad nos muestra algo completamente diferente.
Analistas políticos, intelectuales, líderes sociales y especialistas en temas sociales preocupados por la difícil situación por la que atravesamos todos los mexicanos –incluidos los partidarios de López Obrador y Morena&ndash, han intentado explicarse como a pesar de que todos los ejes principales sobre los que se basa el actual gobierno en el poder (combate frontal a la inseguridad, combate a la corrupción, crecimiento económico del 6% del Producto Interno Bruto y bienestar para todos) se encuentra en caída libre, el presidente López Obrador goza de una aceptación de más del 50%.
La explicación no es sencilla, algunos expertos en temas sociales concluyen que el alto porcentaje en la popularidad del primer mandatario consiste en que el presidente ha sabido "leer bien y a tiempo la polarización social real; registrar fielmente sus características y manifestaciones más visibles de las grandes masas que la padecen y verbalizar ese sentimiento sus causas en un discurso claro, llano, al alcance de la comprensión de esas mismas masas”. Y si, en mi trajinar diario por algunos municipios de la geografía jalisciense, es común encontrarse con habitantes de alguna colonia marginada de los servicios más elementales como agua potable, luz eléctrica, pavimento de calles o encontrarse con un campesino de alguna comunidad rural que se lamenta de que ya no recibe apoyo de "Procampo&rdquo, "Programa ganadero” o fertilizante y que al abordar algún tema tan sensible como la falta de médicos y medicinas en su Centro de Salud y el nulo apoyo al campo y recordar la responsabilidad y obligación del Gobierno federal en la solución de estos problemas, dicho colono o campesino defiende "a capa y espada” al presidente culpando de ello a "los anteriores gobiernos corruptos que se robaron el dinero&rdquo, que "el presidente no puede hacer en dos años lo que los anteriores gobiernos no hicieron en muchos años” y que "dejaron al pobre presidente bien endeudado”. Se identifican y hasta se sienten bien representados por este político "que hace de él su bandera y su compromiso con los necesitado” como escribe un amigo y camarada en su más reciente colaboración.
A dos años de aquel 1° de julio en que más de treinta millones de mexicanos salieron a votar por un partido que se autoproclamaba "La esperanza de México” y de un político que prometía un cambio en la atención de los problemas más sentidos del pueblo mexicano, un importante número de mexicanos poco informados y poco educados políticamente mantienen la esperanza en que el proyecto de la "Cuarta Transformación” que encabeza López Obrador si es diferente a los anteriores gobiernos neoliberales; muchos mexicanos aún mantienen la esperanza de que nuestro país camine hacia un futuro mejor en los cuatro años que le restan a este sexenio.
Pero como la realidad es más necia que los buenos deseos, las buenas intenciones y los discursos claros y llanos del presidente. El pueblo bueno y sabio cada día carece de lo más indispensable para vivir (alimento, salud, educación y trabajo). Con el argumento del combate a la corrupción, el actual gobierno se dedicó a desaparecer programas sociales como Prospera, Comedores comunitarios, estancias infantiles, Procampo, Programas de apoyo con fertilizantes, Seguro Popular, etc., que si bien es cierto, no resolvían los problemas de fondo de la población pero en algo ayudaban.
A este negro panorama que vivimos los mexicanos hay que agregar que los diputados y senadores de Morena, cual fieles seguidores de López Obrador, no modificaron ni una coma de la propuesta del Ejecutivo sobre el PEF 2021 y con ello negaron Recursos Federalizados para importantes programas de apoyo a la gente más humilde; en contra partida, dentro del PEF 2021 se privilegia los proyectos emblemáticos de Morena, donde se destinaron 36 mil 288 millones de pesos en el Tren Maya, Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec 4 mil 133 millones, el aeropuerto de Santa Lucía 21 mil 315 millones, y finalmente refinería de Dos Bocas 45 mil 050 millones de pesos, así como también se privilegiaron las transferencias monetarias, en los programas de cosecha de votos por excelencia de la 4T. Como es fácil deducir, López Obrador busca atraerse la voluntad de las grandes masas empobrecidas y embrutecidas por el hambre y miseria para que voten en el próximo proceso electoral por su supuesto benefactor.
Como queda claro, a dos años de gobierno de la mal llamada Cuarta Transformación "la esperanza de México” no llega.
Por todo lo anterior, hacemos nuestro el llamado del secretario general del Movimiento Antorchista Nacional, el ingeniero Aquiles Córdova Moran, para formar un Gran Frente Nacional de Ciudadanos de todos los sectores, partidos políticos y organizaciones sociales y civiles, la iglesia, la iniciativa privada; en una palabra, todos los agraviados por Morena, para que en el proceso electoral del año próximo le quitemos la mayoría en el Congreso Legislativo a Morena y sus partidos satélites. ¡En 2021, ni un voto a Morena!
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